martes, 7 de junio de 2011

Un bodeguero guipuzcoano impulsa el 'chacolí' de Burgos


Tras años de desavenencias con la Denominación de Origen de Getaria culminaron con su marcha

Suele decirse que aquí nos conocemos todos. Y en el mundo del txakoli, más. Como suele ocurrir en las comunidades pequeñas, hay roces y rencillas, intereses económicos que se mezclan con desavenencias personales y convulsiones que se guardan con celo de puertas adentro. Lo normal. El problema viene cuando el barullo es de tal magnitud que se escucha desde fuera de casa y provoca nefastas consecuencias. Algo así vive ese convulsionado sector. Los productores vascos acusan a un bodeguero de Gipuzkoa, José María Garin, de haber instigado las pretensiones burgalesas de comercializar 'chacolí' y amenazar así la exclusividad de Euskadi en la elaboración de este estandarte de su viticultura.

Durante décadas, los txakolineros invirtieron monumentales esfuerzos en sacar adelante un vino históricamente menospreciado. El trabajo ha dado sus frutos: han logrado notoriedad nacional e internacional con sus caldos y el derecho a producirlo en exclusiva bajo el paraguas de las denominaciones de origen (DO) de Vizcaya, Álava y Getaria. Ahora, Burgos se quiere subir al carro, producir 'chacolí' y obtener su propio sello. Para los bodegueros vascos es una jugada oportunista con la que los burgaleses tratan de aprovecharse de sus años de trabajo. Para los castellanos, simplemente se trata de recuperar y explotar una tradición que siempre existió en zonas como Miranda de Ebro, el Valle de Mena o La Bureba.

En medio de la polémica hay un elemento añadido que causa resquemor. Una refriega doméstica. «Un bodeguero de Gipuzkoa es quien ha impulsado este tema», aseguran fuentes del sector. «Él fue quien encendió la mecha y quien lidera todo ésto», mantienen otros colegas suyos. Desde las tres denominaciones de origen prefieren no pronunciarse de manera oficial. «No vamos a entrar en polémicas», zanja Ruth Mozo, secretaria técnica del Consejo Regulador del Txakoli de Getaria. «Hay unos reglamentos comunitarios que cumplir y, a partir de ahí, que cada uno haga lo que quiera». Sus homónimos en Vizcaya y Álava, Antón Chapartegui y José Antonio Merino, también son prudentes, aunque apuntan hacia enfrentamientos personales como el origen de un desaguisado alimentado, dicen, por intereses políticos en Castilla y León, comunidad autónoma que oficialmente apoya la DO Chacolí de Burgos.

Una larga historia

El empresario al que apuntan los productores vascos es José María Garin. Un viejo conocido. El pasado diciembre el sindicato agrario Enba ya había denunciado que comercializaba un «txakoli falso embotellado en Chile y Burgos». Lo hacía a través de la firma Gipuzkoako Txakolina S.L., cuya sede social se encuentra en La Vid de Bureba (Burgos). Además, el bodeguero dispone de marcas registradas como Garin Txakolina, Garin Berezia, Txakolindegia, Markesaren Alaba y Txueka.

¿Cómo Gipuzkoako Txakolina S.L. tiene sede social en Burgos? Según explica el propio Garin, la historia se remonta a hace más de una década. El empresario pretendía elaborar txakoli en Hernani, donde reside, pero la DO de Getaria se lo impidió por estar fuera de su ámbito geográfico. Entonces, decidió impulsar la DO Gipuzkoako Txakolina junto con otros bodegueros organizados en la Asociación de Txakolineros de Gipuzkoa  Todo el proceso generó tiranteces y enfrentamientos durante años entre diferentes productores. Garin pronuncia apellidos célebres con sonoras vinculaciones políticas como responsables de tejemanejes interesados. Las tensiones siguieron hasta que en 2007 la marca de Getaria abrió sus puertas a productores de toda Gipuzkoa. Pero no se autorizó una nueva DO, tal y como él pretendía.

Así que se fue a Burgos. A su juicio, «es triste que un vasco tenga que salir fuera» para intentar generar negocio. Actualmente es presidente de la Asociación de Chacolineros de La Bureba y vocal de la Asociación de Productores de Chacolí del Alto Ebro, colectivo que engloba a los productores burgaleses. «Tenemos el apoyo de la Junta de Castilla y León y de la Diputación de Burgos» de cara a la creación de su propia DO, asegura. De hecho, ya se realizan estudios sobre las distintas variedades de viñas para allanar el camino hacia ese objetivo.

Un valor económico

¿Qué producción de chacolí hay en Burgos? Los bodegueros vascos aseguran que apenas existe y no pasa de anecdótica. Y Garin se resiste a dar cifras. «Es muy pequeña», admite Koldo Madariaga, uno de los impulsores de la marca Término de Miranda, el caldo presentado en la feria gastronómica MadridFusión 2011 que vino a echar gasolina a la polémica el pasado mes de enero. «Lo que queremos es recuperar los hábitos de consumo y entrar en este sector para hacerlo más grande y fuerte, no para quitarle el pan a nadie», asegura.

Cuando se le pregunta por toda una estrategia presuntamente instigada por un productor vasco, responde tajante: «Yo hablo por mí. Nací en Miranda de Ebro hace 34 años y lo que queremos es buscar nuevos desarrollos económicos». En esa búsqueda «encontramos un producto que durante siglos fue muy nuestro» como es el chacolí, que «tiene más años que las fronteras. ¡Pero si hay zonas de Burgos que están más al norte que Álava...!» Como «el vino ha generado riqueza en muchos sitios y es un factor de desarrollo económico importante», un grupo de productores se embarcó en la aventura. «Tratamos de recuperar lo que siempre ha sido nuestro, como antes hicieron en el País Vasco».

En cuanto a las hectáreas de viñedos que existen en tierras burgalesa, tampoco hay respuesta clara. «La cuestión no es cuántas hay, sino cuántas puede haber», dice Garin. Ve potencial. Según explica, en esa zona el precio de la hectárea ronda «los 3.000 euros, y en terreno llano», mientras que en Euskadi la cifra se multiplica por diez, veinte o treinta y en suelos «torcidos». Un factor que siembra cierta inquietud entre bodegueros vascos porque los costes de producción, en caso de que finalmente Burgos consiguiese una DO, serían mucho más bajos que en Euskadi. Una dura competencia. «¡Bienvenidos al libre mercado...!», ironiza Koldo Madariaga. «También hay mucha gente de Miranda que se va a comprar a Vitoria».

Previsión de futuro

Todo está en el aire. Y más desde la sentencia del Tribunal General europeo emitida la semana pasada. Esta instancia judicial de la UE se niega a reconocer la inscripción de la marca 'txakoli', tal y como pedían las denominaciones de origen vascas, porque -dice el fallo- se trata de un tipo de vino cuyo nombre no pueden monopolizar un grupo de productores. Eso sí, admite que solo puede ser comercializado desde una DO, y ahora no existen más que las tres vascas.

De momento. Porque la resolución judicial deja la puerta abierta a que se creen nuevas denominaciones de origen y Burgos trabaja en ello. «Es un proceso lento, pero tenemos tiempo y ganas», advierte Madariaga. También cuentan con el apoyo explícito de las Cortes de Castilla y León, que en febrero aprobaron por unanimidad la propuesta conjunta del PP -que tiene mayoría absoluta- y del PSOE para que se cree la denominación de origen 'Chacolí de Burgos'.

El proceso durará como mínimo cinco años, aunque desde los consejos reguladores vascos ven difícil que prospere la pretensión porque no hay producción y la tradición casi se ha perdido. El problema llegará «si la gente se anima a plantar viñedos y la Junta de Castilla y León lo autoriza. Entonces...». 




Ferran Silva 
Press Manager Embutidos RIOS

1 comentario:

  1. Es triste que un vasco tenga que salir fuera para crear un negocio!!..con esa frase me quedo!

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