viernes, 16 de septiembre de 2011

Burgos no te dejara frío

Dentro de poco hará 19 años que llegué a Burgos. Llegué como llegábamos antes todos, en tren y un poco despistados. No teníamos estos inventos de internet, foros, blogueros graciosillos y demás herramientas que te impiden que las aventuras de antes dejen, seamos realistas, de ser aventuras. Ahora vamos informadísimos a los sitios y perdemos ese puntillo. Nuestra única preocupación llegará a ser, si no tenemos actualizado el navegador, que nos meta en alguna carretera sin asfaltar.


 Llegué a finales de octubre y he de deciros que lo primero que sentí, como casi todo el mundo que llega a Burgos, es FRÍO. Sí, frío en mayúsculas. Ese viento del norte burgalés, que sopla en verano y en invierno con la misma intensidad, no sé porque Diego de Porcelos (el fundador de la ciudad) se decidió por este lugar. Si hubiera sido hoy en día, en vez de una ciudad hubieran puesto seguramente un parque eólico de esos que inundan nuestros paisajes a base de subvenciones. Esta inclemencia meteorológica no debe echaros para atrás a la hora de visitar esta bonita ciudad.


A todos cuando nos nombran Burgos nos viene a la cabeza su catedral. Verdaderamente es una joya. Hace 19 años era negra y ahora, como por arte de magia (y de unos millones de euros), es de un blanco inmaculado que debió de ser su color original. A mí personalmente me gustaba más de negra y para mi propia satisfacción detecto que poco a poco va volviéndose de nuevo oscura. Creo y exijo que debería ser delito tipificado para cualquier español que viaje no conocer esta joya. Todos deberíamos pisar mínimo una vez por allí y dejarnos de tanto Caribe y tanto 'todo incluido'. No he conocido a nadie que haya visitado este monumento y no le haya gustado. Imprescindible su visita.


En cualquier guía turística, además de la catedral, os vendrán recomendadas La Cartuja, La Huelgas, etc. Todo está muy bien, pero se queda muy apagado al compararlo con la catedral. Un lugar que me gusta mucho es el mirador del Castillo. Se sube bien en coche o con un paseo de 15 minutos y se tiene una vista completa de la ciudad.


Otra cosa que nos viene siempre a la cabeza cuando nombramos Burgos es su morcilla. En cuanto a alguien le dices que vives o que paras por Burgos, todos te dicen que le lleves morcillas o que cuales son las mejores. Yo hasta hace un año no me decantaba por ninguna, hoy en día lo tengo claro, MORCILLAS RIOS, son las mejores. Como casi siempre en estos productos tan arraigados a una tierra, tiene que haber una familia por detrás, y doy fe que tras estas morcillas hay una familia, que da su vida por hacer las cosas bien. Para colmo hacen las mejores morcillas y las venden en todos los sitios, por lo que las podemos encontrar en la mayoría de los supermercados e hipermercados y no debemos dar la coña al colega que pasa por Burgos o al primo del pueblo que está haciendo la mili …¡uy perdón, que ya no se hacen esas cosas! Para comer, yo siempre aconsejo en Burgos degustar lechazo asado, aquí ya entrarían debates de donde es el mejor sitio. Yo puedo declarar que me he recorrido todos los de Burgos, alguno de Aranda, Sacramenia, Campaspero … y el mejor para mí está en Burgos, en el Hospital del Rey. Se llama Casa Azofra, todos los días del año tienen cordero recién hecho y en perfectas condiciones para su disfrute.


Hablando de disfrutar, la noche burgalesa también nos puede deparar muchas satisfacciones. Aquí, ya por mi edad y aunque me fastidie, no puedo recomendar ningún lugar en especial, pero al que le gusta la juerga, como a los que nos gusta pescar, solemos tener ese sexto sentido donde sin saberlo bien encuentras peces, o bien encuentras garitos de dudosa reputación, y sin preguntar como debe ser.Lo mejor de Burgos sin duda está en su gente, castellanos recios, al principio no pensemos que nos recibirán con alegría, pero, o yo tengo mucha suerte o sólo me he encontrado con personas de bien, si tuviera que nombrar a burgaleses a los que les debo algo (dinero creo que no) no tendría paginas suficientes, sirva esto de pequeño homenaje.




Basilio Grande
 el periódico Tribuna de Salamanca



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